sábado, 25 de enero de 2014

Artículo bloque IV


FOMENTAR LA LECTURA, EL RETO DE LOS PROFES.


La lectura es ese gran reto para los profesionales de la educación: una gran desconocida para los niños cuando ingresan en la Etapa Primaria que habrá de convertirse, de acuerdo a los objetivos propuestos por tutores y familiares, en una gran pasión para el estudiante, un objeto de disfrute y enriquecimiento cultural. Pues bien, para que esto sea posible los alumnos deben lograr el objetivo, la gran finalidad que a simple vista puede parecer obvia y sencilla pero que, en realidad, no es ni sencilla de lograr ni mucho menos fácil de mantener despierta: descubrir la lectura, descubrirla de verdad.

A lo largo de mi etapa estudiantil recuerdo, conclusión que a lo largo de esta asignatura hemos reiterado bastante en las clases, una mala presentación de la palabra escrita en el colegio, una inexistente motivación en ella y unos malos métodos de constancia para lograr interiorizar la importancia y el placer que conlleva la lectura. Por todo ello, este bloque me ha hecho reflexionar especialmente, recordando mi etapa en el colegio como alumno y ahora, como profesor en prácticas.

El tema de la lectura está mal abordado desde un inicio; todos los padres coinciden en la importancia de fomentar el hábito de la lectura y los tutores de los centros reiteran la idea y ambos, se desesperan cuando observan que los alumnos crecen y se alejan de la lectura por cada año de crecimiento, dejándola de lado. Pues bien, en lugar de lamentarse, profesores y padres, unos y otros deberían preguntarse a sí mismos:¿Hemos hecho algo para cambiar esta situación? La respuesta a esta pregunta es un no rotundo, pues, desde mi punto de vista y experiencia durante el período de prácticas, el problema de los alumnos con la lectura radica en que, se pretende que los niños desarrollen la habilidad de leer, el aprecio por los libros y lo que pueden aportarnos, prácticamente por sí  mismos, y no nos damos realmente cuenta de que son personas que se están desarrollando, sin una personalidad clara, sin una capacidad extraordinaria de reflexión que les lleve a interiorizar la idea de que la lectura es beneficiosa y divertida. Ese es el error principal: en esta vida, los alumnos están para aprender y nosotros, los docentes, para enseñar, y en esta instrucción no únicamente caben conceptos (la lectura es positiva, lean alumnos, por favor), sino también hay que enseñar procedimientos (así se aprende a leer, así se comprenden los libros…) y actitudes (la lectura se valora, se aprecia, se mima y se quiere)

¿Cómo llevamos esto a cabo? Pues bien, la lectura se potencia desde el inicio del alumno en su contacto con la palabra escrita, hay que practicarla, pero, como bien se menciona en el Bloque, hay que practicarla no para su perfeccionamiento en sí, sino para apreciarla, para no olvidarla, para convertirla en una necesidad. Descubrir la potencialidad simbólica del lenguaje.

A partir de este objetivo planteado, llega lo más complejo: su puesta en marcha. Las ventajas de la lectura son infinitas: desde potenciar la competencia lingüística en los alumnos hasta fomentar relaciones interpersonales e intrapersonales. No obstante, en esta puesta en marcha, tenemos el problema fundamental que, desde mi punto de vista traerá consigo el resto de los mismos: la obligatoriedad de la lectura.

Presentar la lectura como algo obligatorio comporta dos aspectos, los dos negativos, que hay que evitar:

-       Unión de la lectura con actividades extraescolares, con deberes extra que el alumno lleva a casa. La lectura no debe vincularse como algo obligatorio en el centro escolar o será imposible que el alumno logre llevarla voluntariamente a cabo en casa.

-       La selección de libros obligatorios, impuestos por el centro, un problema que aleja la motivación, la lectura de los intereses del alumno.

Por tanto, si tenemos en cuenta estos dos aspectos a evitar, podremos proponer dos objetivos, a mi parecer, los dos principales a llevar a cabo con los alumnos para lograr desarrollar el hábito de la lectura:
-       Fomentar la comprensión lectora: aprender a leer comprensivamente, a entender el mensaje que se está leyendo, no únicamente descifrar el código escrito o transformar las letras en sonidos, sino extraer el mensaje escondido. Es un objetivo referido a procedimientos.

-       Fomentar el interés, la motivación y la valoración de la lectura. Para ello podemos, como bien se propone en el Bloque, aprovechar el interés por el entorno cercano y buscar la magia en esta cercanía, teniendo cuidado con el deseo lector. Es un objetivo referido a actitudes.

Estos son los dos objetivos clave que, a mi parecer, se han de seguir para poder lograr el hábito de lectura en nuestros alumnos. Por supuesto, hay un factor importante a tener en cuenta con estos dos objetivos: Aprovechar el potencial de cada edad.

Para llevar a cabo tales pretensiones, se deben llevar a cabo actividades, algunas de las propuestas en el Bloque, están cubiertas perfectamente por los dos objetivos anteriores. Y es que, las actividades de síntesis globales y concretas, de conclusión, de relación entre personajes, de interpretación de hechos… están relacionadas con el primer objetivo y, del mismo modo, las actividades para dejar huellas emocionales de la lectura en los sujetos, se potencian con el segundo objetivo.

Las actividades que como futuro docente llevaría a cabo, siempre centradas en los dos objetivos principales: comprensión y motivación en la lectura, están relacionadas con aquellas ideas clave propuestas en el Bloque y mi experiencia personal en el período de prácticas. Se engloban, por tanto en los tres siguientes conjuntos:

-       Actividades para antes de leer: los profesores deben potenciar la escucha activa en los alumnos de relatos, libros o piezas y no olvidar que los mismos, trabajan por imitación; recordemos el famoso spot publicitario: ‘‘Si tu lees, ellos leen’’.
Hay que enseñar a los alumnos antes de enfrentarse a la actividad de leer, concretamente que aspectos son los relevantes, los que deben retener y extraer de la posterior lectura, anotando, por ejemplo, en la pizarra las cuestiones básicas a recordar: personajes principales, entorno, edades, problema en la historia…

-       Actividades durante la lectura: una de las estrategias más relevantes que he podido observar durante mi estancia en el centro de prácticas ha sido que, durante la lectura, para incrementar el interés y la comprensión, los sujetos podían ir subrayando las palabras esenciales de cada página leída: en rojo aquellas que no comprendían y en azul las más esenciales para comprender la historia. No obstante, conforme avanzaba el curso, los alumnos podrían subrayar menos palabras en azul, esforzándose por retener en la memoria directamente los aspectos relevantes de la historia.

-       Actividades después de leer: es en este momento, cuando la creatividad, la imaginación y el potencial del alumno debe tomar parte. Los niños pueden inventar sus propios finales con los mismos personajes del cuento, cambiar características de los mismos y hacer volar su imaginación. El objetivo es claro: llevar la lectura al interés del sujeto, a su terreno.

Conforme avanzamos en el desarrollo de este tipo de actividades, la mejoría, la cercanía y el interés por la lectura en los sujetos se potenciará notablemente. Pero, es imprescindible no cesar en nuestro empeño, pues no podremos esperar que los alumnos desarrollen por sí mismos un interés pleno por la lectura si no servimos de mediadores entre los libros y ellos mismos. Hemos de tener claro que somos responsables directos, debemos acercar la lectura a los educandos y recordar, una vez más alejarla de la obligatoriedad y que sean ellos mismos los que decidan qué libros leer, qué historia es más entretenida, qué personajes son más atrayentes…haciéndolos partícipes en su propia construcción como sujetos lectores.

Para finalizar, no puedo evitar confesar que me he sentido particularmente identificado al escribir estas líneas, pensando que, tal vez si mis profesores hubieran empleado este tipo de técnicas, tenido en cuenta mis intereses y motivaciones y haciéndome ver la lectura más allá de una obligación en la asignatura de Lengua, hubiera despertado mi interés por ella mucho antes, la habría descubierto, descubierto de verdad, mucho, mucho antes.

Artículo de un manual para animar a los niños a la lectura
http://archena.es/files/MANUAL%20%20DE%20%20ANIMACION%20%20A%20%20LA%20%20LECTURA_0.pdf


2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con todo lo que dices, especialmente con tus dos objetivos clave: me gusta además que uno sea procedimental y otro actitudinal... eso quiere decir que tienes bien interiorizado que las actividades, seas cualen sean, hay que programarlas teniendo en cuenta los objetivos, las competencias y la consiguiente evaluación. Lo he visto muy muy poco en los blogs.

    Creo, por otra parte, que todos y cada uno de nosotros se ha sentido frustrado con sus profesores por lo poco que nos han enseñado que la lectura es un hábito maravilloso. Pero bueno, esta experiencia nnos hace ver a nosotros mismos que no debemos caer en ese error que ahora criticamos.

    Muy buena reflexión, y no lo olvides!

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  2. Bien. Debes revisar el documento que hay en luvit en el que se habla de cómo deben ser las actividades de lectura.

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